– ¡Niños, hoy aprenderemos a programar!
Es importante para prosperar en el futuro.
– Profe, después de eso, ¿podríamos aprender cómo sobrevivir en una civilización amenazada por el colapso del ecosistema, el aumento del nivel del mar y la consiguiente agitación geopolítica, los conflictos armados, la creciente polarización de las orientaciones ideológicas y el apetito insaciable de la humanidad por los recursos?
NITROZAC & SNAGGY
Así es como empieza uno de los apartados del capítulo 8: “¿Que todo cambie para que todo siga igual?” dentro del libro Otra educación ya es posible de la autora Almudena García. Y sobre él voy a escribiros hoy.
GARCÍA, Almudena: Otra educación ya es posible. Litera, 2017. Si quieres comprarlo, encontrarás más información en este enlace, dentro del directorio de pedagogías alternativas LUDUS creado por la propia escritora: http://ludus.org.es
En esta entrada os quiero hablar de algunas ideas que he extraído del libro y que me han hecho reflexionar.
Si os dedicáis al mundo de la enseñanza, a cualquier nivel, ya sea como educadores infantiles, maestros de Primaria, profesores en Secundaria o profesores de cualquier grupo de personas y de cualquier edad, creo que os gustará esta lectura. Y si no os dedicáis a ello pero os interesa el tema… también.
En un principio, decidí comprarme el libro por dos motivos: por su actualidad (fue publicado a principios de 2017) y por mi desconocimiento en relación a las pedagogías llamadas alternativas -se las denomina así por ser distintas de la tradicional- puesto que quería hacerme una idea de todas y cada una de ellas.
Aunque adquirí el libro hace unos meses, al contener tantas ideas que me parecen interesantes he necesitado de descansos intermedios para poder asimilar bien lo que se dice. No sé si a vosotros también os sucede algo parecido cuándo leéis sobre un tema que os llama la atención, posiblemente no sea la única. 🙂
La autora empieza con una introducción donde analiza la situación actual de la educación y entonces se suceden distintos capítulos dedicados a la gran variedad de pedagogías alternativas que existen en la actualidad: Montessori, Waldorf, Educación libre y Educación democrática, y otros enfoques como por ejemplo Reggio Emilia, Freinet, Pikler, el modelo finlandés, Escuelas bosque o Homeschooling (aunque nos habla de muchas más).
Me gusta mucho que se expliquen tanto los pros como los contras de estas pedagogías, no se las idealiza ni tampoco se las deja mal, sino que muchas veces se nos dan opiniones de expertos, tanto a favor como en contra: eso permite al lector decidir cómo las ve él mismo y forjarse una opinión propia.
Pero… ¿Por qué he querido hablaros de este libro en concreto? Pues porque me gusta compartir lecturas que me entusiasman y me motivan a mejorar. Y porque me he enamorado del capítulo 8.
Una vez explicadas las pedagogías alternativas, Almudena García dedica otros capítulos a exponer ideas en relación al sistema educativo y a la sociedad en general. Uno de ellos es el 8. A continuación expongo diferentes conceptos que contiene esta parte del libro, conceptos que me han gustado y que me han hecho reflexionar. A lo mejor os parecerán ideas un poco inconexas entre sí, pero al ser las que más me han llamado la atención, he decidido darles este formato de lista:
- Las pedagogías alternativas están de moda pero hay quienes opinan que, igual que en todas las modas, algunas propuestas están siendo superficiales, desvirtuando su verdadero significado.
- Se cuestiona si es compatible que estas pedagogías declaren que buscan un mundo mejor a través de la educación mientras que solo son accesibles para unos pocos.
- Steiner o Montessori, por ejemplo, crearon sus escuelas para los hijos de los obreros, tenían una voluntad de transformación social, pero hoy parece que esta voluntad queda encubierta: ¿quiénes pueden ir a estos centros? Los alumnos de familias ricas, como por ejemplo los hijos de muchos famosos.
- Hay muchos proyectos de pedagogías activas que quieren mantener sus cuotas bajas de precio, pero les es imposible debido a la falta de ayudas públicas.
- Las empresas privadas han entrado en la educación. ¿Por qué? La autora se cuestiona si lo único que quieren es poner la escuela a su servicio, para que les entreguen (a las mismas corporaciones) trabajadores dóciles y adaptados a ellos y al mercado.
- Los fabricantes de la medicación para el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) han encontrado en la escuela un muy buen negocio: cada año se diagnostican a miles de niños y niñas o jóvenes, de modo que la escuela diagnostica un síndrome que ella misma ayuda a crecer, al no cambiar mucho las cosas con el paso de los años.
- Hay una crítica a la tendencia general del sistema educativo a ir en contra del conocimiento, del SABER, y a favor del HACER (educación por competencias): El conocimiento aparece en la actualidad bajo sospecha, como si solo fuera importante el trabajo por competencias, el hacer y no el saber. Me gusta que la autora dé importancia al saber, dejando claro que saber no es recitar lo que pone un libro o lo que ya tenemos en Wikipedia. Saber no es igual a memorizar: el saber procede de haber leído mucho, variado y en profundidad, de haber viajado, de haber conocido personas diversas… Cuando en tu cabeza has madurado una idea y eres capaz de explicarla y de pensarla críticamente, desde tu subjetividad. Entonces, para poder ser competentes, primero deberíamos saber, conocer, creo yo. O al menos saber y hacer deben ir a la par.
- Las clases medias desaparecen, puesto que muchos de los trabajos que éstas realizaban ya se están sustituyendo por aplicaciones o por máquinas.
Y así podría seguir y seguir. Ya os lo dije: ¡demasiadas ideas que me parecen interesantes!
Para finalizar, os quería hablar de los maestros y profesores, un tema que también se aborda en algunos momentos del presente libro. Somos muchísimos (hablo desde mi conocimiento del sector de los profesores de Secundaria, jóvenes y no tan jóvenes) los que estamos esperando nuestra oportunidad, con estudios detrás y de lo más variopintos. Terminamos la carrera universitaria, terminamos el máster de Educación, vamos haciendo minijobs durante años, nos seguimos formando en otros ámbitos para ver si tenemos un perfil más amplio, la gente te dice que no tienes derecho a quejarte puesto que, atención, “¡tienes trabajo!”… Algunos entran como sustitutos en el sistema educativo público, otros entran en colegios o institutos concertados por méritos propios o por enchufismo, otros se van del país en busca de trabajo. Detrás de cada persona que tiene estudios de Educación encontramos una historia distinta.
En mi caso, ya hace años que mi pregunta es: ¿Por qué mi país me permitió estudiar algo por lo que no hay suficiente oferta y está saturado de demanda?
Entonces ocurrió que leí algo sobre el sistema educativo finlandés en el libro de Almudena García que todavía me hizo enfadar mucho más. Cito las palabras de la autora en las páginas 148 y 149: “Mientras que en nuestro país la nota para acceder a Magisterio es baja -y luego se realiza la criba mediante oposiciones-, en Finlandia la selección del profesorado comienza antes de empezar los estudios. Solo los alumnos con nota media de bachillerato superior a 9 pueden optar a ser maestros. Y ni siquiera basta con esto: se busca también que sean personas empáticas y con sensibilidad social. Para encargarse de la educación de los niños no vale cualquiera, por muy brillante que sea su expediente. Además, formar a un profesor sale caro y el estado finlandés es generoso, pero no despilfarrador: las plazas ofertadas en Magisterio dependen de los maestros que se estima que serán necesarios en los años siguientes, y solo se subvencionan los estudios a quienes presumiblemente vayan a acabar ejerciendo.
La consecuencia es que solo acceden a Magisterio quienes además de ser brillantes están auténticamente motivados, porque tampoco el sueldo es especialmente alto -viene a ser como aquí, aunque un plus importante es que la profesión goza allí de un prestigio social muy diferente-. Se realizan muchas horas de formación pedagógica y de prácticas.
Para finalizar la carrera es necesario presentar una tesina, puesto que de un futuro maestro se espera que sea un buen investigador. Solo una persona curiosa y crítica podrá transmitir estas cualidades a sus alumnos. Los maestros finlandeses son dados a la reflexión sobre su trabajo y al intercambio de experiencias. Las aulas están siempre abiertas y se reservan unas sillas vacías para que los compañeros puedan asistir a sus clases e inspirarse en sus prácticas.”
Creo que no hace falta decir nada más. Pero cuando leo experiencias tan positivas de otros lugares del mundo me entra un cabreo monumental, hablando claro. Cada año hay en España promociones de alumnos del Máster de Formación del Profesorado de ESO y Bachillerato. ¿Cuántos trabajan de forma estable en el sistema público de educación en los siguientes cinco o diez años? Dependerá de la especialidad, claro. No puedo hablar de Magisterio en Educación Infantil o Primaria, puesto que no estudié estas carreras, pero me imagino que os estará pasando algo similar.
Lo triste es que muchos somos personas activas, con ganas de aportar nuestro granito de arena al mundo y con ganas también de mejorar un sistema que casi nos quitó el placer de aprender. No lo logró. Queremos para nuestros futuros alumnos algo distinto y debemos aprender a enseñar de forma distinta a la que recibimos.
Voy a dejar la queja a un lado, yo me mantengo positiva y creo muy sinceramente que algún día todo cambiará a mejor, lo cambiaremos, tanto en el modo de enseñar a nuestros alumnos como en el modo de acceder a la profesión de los profesores que tenemos vocación.
Mi objetivo era plasmar en este pequeño espacio virtual algunas ideas que me han parecido rompedoras de un pequeño -de tamaño- pero gran libro, “Otra educación ya es posible”, una lectura que analiza el estado actual del sistema educativo en España, te adentra hacia otras maneras de enseñar o de acompañar y se pregunta cómo sería posible introducir innovaciones reales, que no consistan en cambiar libros de texto por tablets para seguir haciendo lo mismo que con los libros. Me quedo con la idea que hay que cambiar, buscar que la escuela permita a todos sus alumnos aprender felices, viendo un sentido a su trabajo y no esperando el “muy bien. Voy a dejar que, al igual que hice yo, dejes lo que te he contado en reposo. Y seguro que cuando te leas el libro vas a tener que tomártelo en distintas dosis.
La mente no es una vasija por llenar, sino un fuego por encender. Plutarco. (Otra frase que aparece en la lectura).
Muchas gracias por la visita,
Raichel Cat.